La
magnitud de un artista de mide tanto dentro como fuera de los escenarios. Un
cantante se debe a su público, pero su faceta personal no puede ni debe afectar
a su imagen, respetada por muchos cuando se trata de un ídolo de masas. Es por
eso que me gustaría contaros la parte humana y cercana de Alejandro Sanz. Es considerado uno de nuestros valores más
significativos, su música, sus letras han llenado y llenan parte de nuestras
vidas. La noche del lunes, en la entrega de los Premios de Cadena 100 en el Hotel
Eurostars Grand Marina, el gaditano dio una lección de humildad
. El autor
de “El alma al aire” no puso ningún
impedimento para que la prensa le pudiera entrevistar en el foto call,
organizado por Carlos Parrot. Pero
lo más significativo vino después, durante la estupenda cena celebrada en este
establecimiento situado en el World
Trade Center de Barcelona. Alejandro
se paseo por las distintas mesas de invitados y saludó prácticamente a todo el
mundo. El compositor tuvo palabras agradables y divertidas para muchos de los
compañeros presentadores que acudieron a la cita. Lógicamente los miembros de Cadena 100, anfitriones perfectos, no
evitaron proclamar elogios hacía Sanz que
se comportó como un señor.
Pero los asistentes a la ceremonia, entre ellos Jaime Cantizano, Helen Lindes, Luján Argúelles, Tania Llasera,Santiago Segura,Melendi o Samantha Villar se quedaron sin escucharle cantar. Era muy tarde,
pasadas las doce de la noche cuando el maestro de ceremonias, Oscar Martínez, le invitó a demostrar
su talento, a lo que Sanz no
accedió. El artista dijo que de haberlo sabido con antelación hubiera reservado
fuerzas, esas fuerzas que desde hoy y hasta el 11 de agosto demostrará en el
escenario. Su tour español de “La música no se toca” tras su periplo
americano, con más de 300 mil espectadores, ha iniciado en Barcelona su andadura veraniega. Gracias Alejandro por regalarnos poesía en todas y cada una de tus letras.