Conocí a Belén Rueda en los años 90, la entrevisté un montón
de veces cuando trabajaba en la radio, y ella era presentadora imprescindible en
tv.La madrileña nunca tenía un no, siempre dispuesta con una amabilidad a
prueba de bomba. Su separación de Daniel Écija, el padre de sus hijas, marcó un
antes y un después en la carrera personal y profesional de la rubia pizpireta.
Belén se convirtió en actriz, primero de series de televisión
y luego gracias a Alejandro Amenábar debutó con éxito en la gran pantalla. Su
vida sentimental ha sido movida en los últimos años, sin encontrar una pareja
estable, ahora parece estar enamorada de nuevo. La actriz siempre ha cerrado
las puertas a comentarios sobre sus “adentros”, aunque es una mujer divertida y
con gran sentido del humor. Además la Rueda siempre se ha distinguido por su
elegancia, es una mujer a quién le gusta vestir con un tono sofisticado en sus
apariciones públicas.
He seguido su carrera, he visto todas sus series y todas sus
películas, la evolución como actriz ha sido grande, desprende ternura,
sensibilidad y misterio en sus interpretaciones.
Precisamente acabo de ver su última película “Ismael”, junto
a Mario Casas y Sergi López, bajo la dirección de Marcelo Piñeyro. Una historia
con mucha carga emocional, bien resulta por todo su elenco que merece el
aplauso del público.