SARA MONTIEL, UNA DIVA ASEQUIBLE

La muerte de Sara Montiel me hace recordar momentos gratos vividos a su lado. La conocí el año 1992 con motivo de la grabación en el Teatro Arnau de Barcelona del programa de la 2 de TVE, “Ven al Paralelo”. Cada semana el espacio de variedades traía muchos invitados y yo acudía para hacer entrevistas. Me impactó su belleza, que a pesar de capa de maquillaje, no deja indiferente a nadie. La producción del programa la cuidaba al máximo, sus vestidos, sus joyas y sus pieles eran de escándalo.Me sorprendia su porte majestuoso cuando andaba por los pasillos del teatro del Paralelo, siempre con un puro en la mano. Junto a ella controlando sus movimientos estaba su “gran amor” Pepe Tous. Eran un placer hablar con cantante y actriz, divertida y graciosa como nadie y encima del escenario se transformaba en toda una estrella, lo que era. Algunos de los compañeros, que como yo visitaban semanalmente el set de rodaje, me contaban el cambio que había dado la Montiel. Pasó de ser Saritísima a Antonia, su verdadero nombre. La actriz y cantante, distante y algo seca en su época dorada, cambió su actitud al casarse con el periodista y empresario mallorquín. Según me decían mis colegas Tous nos devolvió a la persona, a la manchega universal, y la Sara del celuloide solo actuaba cuando la ocasión lo requería. Es por eso que me dio lástima cuando la artista volvió a la palestra por su relación con Tony Hernández y sus “mentirijillas”. Siempre recordaré sus imitaciones y sus parodias al lado de Joan Gimeno, Joan Monleón y la añorada Chari Gómez Miranda.